Cesárea: gran amor, pequeña cicatriz
La herida de la cesárea puede variar de tamaño según la técnica utilizada por el médico. Por suerte existen opciones de tratamientos o cirugías correctivas que reducirán su visibilidad.
La cesárea es un procedimiento mediante el cual se realiza una incisión en el abdomen para extraer el bebé. Según la condición de la madre, y varios factores durante el embarazo, es necesario realizar una cesárea y evitar el parto de forma natural. También sucede que se recurre a este procedimiento por elección de la madre. Anteriormente, los médicos realizaban la cesárea solamente en embarazos de alto riesgo o situaciones urgentes, pero ahora algunas mujeres la prefieren.
Existen diferentes tipos de cesáreas según la técnica del cirujano para realizar la incisión, el médico seleccionará la que sea más adecuada dependiendo de la condición de la madre y del bebé.
La primera de ellas es la de segmento inferior que consiste en un corte transversal por encima del borde del vello púbico. Es la más utilizada actualmente, sobre todo en cesáreas programadas, y tiene la ventaja que implica menor pérdida de sangre, la cicatriz es más pequeña y sana en menor tiempo. También se le conoce como transversal baja.
El segundo tipo es la incisión clásica que consiste en un corte vertical que suele ir desde el ombligo hasta el pubis. Actualmente no es tan común a menos de que se trate de una emergencia y se deba sacar al bebé lo antes posible. Tiende a presentar complicaciones con más facilidad que la de corte transversal. La cicatriz es visiblemente más grande y toma un poco más de tiempo para sanar.
El tercer tipo es la cesárea histerectomía en la que se debe retirar también el útero, es poco frecuente y se indica solamente en casos de mucho riesgo por un sangrado que no se ha podido tratar o cuando la placenta se adhiere al útero.
Cualquiera de las tres técnicas descritas implica la permanencia de una cicatriz, que en algunos casos es más grande que en otros. Pero la mayoría de mujeres en algún momento manifiestan su deseo de eliminar o reducir esas cicatrices.
Cuando se realiza una incisión se hacen cortes sobre los tejidos que están bajo la piel, como los músculos, la grasa y la dermis. Al cerrar estas heridas el cirujano debe ir por capas es decir, suturar cada uno de esos tejidos para asegurarse de que no se retraigan. Sin embargo, a veces las cicatrices quedan con un hundimiento ya que conforme cada capa se va cerrando este tejido se puede retraer. En algunos casos, por el contrario, la herida desarrolla cierto relieve.
Una opción para corregir estas cicatrices es realizar un procedimiento quirúrgico en el que se eliminan esos tejidos gruesos cicatrizados y se tensa la piel debajo del ombligo para realizar una nueva sutura. En algunos casos se tiene el beneficio adicional de que se logra un efecto similar pero menos visible al de una abdominoplastía, ya que se elimina flacidez en el abdomen bajo pero no necesariamente los resultados son tan visibles como la abdominoplastial. Aunque habrán pacientes que prefieran realizar el procedimiento completo de la abdominoplastía y como resultado adicional corregir sus cicatrices.
Los tratamientos con láser también son una alternativa para reducir el tamaño y la visibilidad de las cicatrices. El láser hace la piel de la cicatriz más blanda y esto ayuda a que se reduzca más rápidamente.
Algunos consejos adicionales para cuidar la apariencia de las cicatrices de la cesárea son:
- Cuando se hayan caído los puntos o retirado los hilos, utilice crema hidratante con masajes suaves que no impliquen dolor, esto ayudará a hidratar y regenerar la piel.
- Si va a estar expuesta al sol cubra su cicatriz. Mantenga esta medida al menos los primeros seis meses.
- No realice movimientos bruscos ni levante peso que implique un esfuerzo en los músculos abdominales.
- Mientras menos toque su herida mejor.
Recuerde que para cualquier procedimiento correctivo de la cicatriz debe esperar al menos cuatro meses o el tiempo que su médico indique apto para someterse a un nuevo procedimiento.